El motivo de que esta práctica sea tan placentera se debe a que su desarrollo tiene lugar en el medio acuático, lo que permite disfrutar de una capacidad de movimientos, impensables fuera de él. Sumergirnos en una piscina o en el agua del mar se asocia, a su vez, a momentos de relajación y disfrute, por lo que también proporciona beneficios psicológicos.
En definitiva, la práctica habitual de la natación aporta numerosos beneficios tanto físicos como psicológicos, que se traducen en una sustancial mejora en la calidad de vida. En este sentido, María Valenzuela Ortiz, médico rehabilitadora de la Unidad de Dependencia del Instituto Insular de Atención Social y Sociosanitaria (IASS), del Cabildo de Tenerife, explica que las características del medio acuático lo convierten en un instrumento terapéutico con interesantes beneficios para la salud.
Entre los motivos por los que elegir realizar actividad física en el agua, Valenzuela destaca la ausencia de gravedad, que implica una disminución del peso que favorece la movilidad articular y disminuye la sensación de molestia, al mismo tiempo que amplía las posibilidades de realizar cualquier clase de ejercicio en un entorno muy seguro, puesto que el agua actúa como sostén del cuerpo, lo que previene la contingencia de una caída en las personas mayores.
Al introducimos en el agua -explica la especialista del IASS- nuestro cuerpo experimenta al momento una libertad de movimientos mayor, un entorno adecuado que permite realizar ejercicios sin tensión articular y la activación de los diferentes sistemas de nuestro organismo como el respiratorio, el arterial y el de los huesos y músculos.
María Valenzuela subraya que, en el caso de las personas mayores, el ejercicio físico debe ir dirigido a mantener una adecuada calidad de vida funcional, que les permita estar activos y en las mejores condiciones posibles para realizar sus actividades cotidianas.
Envejecimiento activo
El primer paso, antes de iniciar la práctica de la natación es pedir orientación al médico o al especialista sobre las pautas a seguir más adecuadas para realizar una actividad física saludable. Según los expertos en educación física, las personas mayores pueden practicar cualquier estilo de natación, con la única salvedad del denominado estilo mariposa, que está desaconsejado por la fuerza física que se requiere y por los movimientos de columna necesarios para su ejecución.Aunque todas las modalidades proporcionan beneficios, lo cierto es que hay que tener en cuenta las características de cada persona. Para Isabel Iboleón Cabrera, coordinadora de Animación del IASS y deportista, existen numerosas modalidades de ejercicio que se puede realizar en el agua y que ninguna es mejor que otra, sino que depende de que la actividad se realice en función de sus necesidades y de la condición física de cada persona. Lo importante –señala Iboleón– es que la persona se sienta cómoda en el agua, por este motivo no se debe ser demasiado estricto con la técnica porque el objetivo debe ser el disfrute de la experiencia de movimientos en el medio acuático.
Las patologías que mejoran con la práctica terapéutica de la natación y otras actividades en el medio acuático son muy numerosas. Existen distintos estudios que hablan de beneficios en las dolencias típicas de las personas mayores como son: artritis, artrosis, osteoporosis, fibromialgia, además de las de fondo psicológico. Éstas últimas se basan, según la responsable de Animación del IASS, en el hecho de que en nuestra sociedad asociamos el agua a un momento de gozo, de relajación y porque, además, implica la interacción social que se produce cuando acudimos a la piscina o a la playa, y nos encontramos con otras personas.
Por ello, Isabel Iboleón recuerda que no debemos olvidar que las relaciones sociales entre iguales y, especialmente, entre personas de distintas generaciones incentivan la participación de las personas mayores, e incrementan la cooperación y el intercambio de ideas y experiencias entre jóvenes y mayores. Se trata, por tanto, de un componente igualmente importante para promover el envejecimiento activo, la solidaridad intergeneracional y la lucha contra la discriminación por razón de edad.